Hace un par de días, el FBI emitió una alerta en la que describe que se ha observado un aumento en las víctimas de extorsión y acoso, diciendo que habían sido atacadas usando versiones manipuladas de imágenes con inteligencia artificial, captadas de publicaciones en línea, mensajes privados o chats de video.
Se está informando a la población sobre personas malintencionadas que utilizan tecnología para crear contenido falso (conocido como «deepfakes») mediante la manipulación de fotos o videos inofensivos para atacar a sus víctimas.
Deepfake se refiere a la amplia gama de medios digitales generados o manipulados (por ejemplo, imágenes, videos, audio o texto; denominados colectivamente «contenido sintético» o «medios sintéticos») creados utilizando inteligencia artificial y procesos de aprendizaje automático. Los deepfakes pueden representar la alteración o suplantación de la identidad de una persona para que parezca que está haciendo o diciendo cosas que nunca hizo. Esto es posible gracias a que la tecnología está mejorando constantemente y permite crear contenido con inteligencia artificial de alta calidad, personalizado y accesible.
La manipulación de imágenes para crear contenido sexual ha existido desde hace mucho tiempo, pero con las herramientas de inteligencia artificial de código abierto, el proceso se ha vuelto más fácil. Los resultados son a menudo difíciles de distinguir de las fotografías reales y hay sitios web y redes sociales especializadas en la creación y distribución de este tipo de imágenes.
El FBI ha recibido informes de víctimas, incluyendo niños y adultos que no han dado su consentimiento, cuyas fotos o videos han sido alterados para incluir contenido explícito. Estos contenidos son distribuidos públicamente en redes sociales o sitios web pornográficos con el propósito de acosar o chantajear a las víctimas, lo que es conocido como «sextorsión», es decir, la extorsión mediante el uso de material sexualmente explícito.
El problema de la sextorsión no es lo novedoso, porque se ha empleado desde hace décadas, sin embargo, con las nuevas tecnologías, una persona utiliza internet para conectarse, busca engañar a otra para que le proporcione un pago, una foto sexual explícita u otro incentivo mediante la amenaza de compartir imágenes comprometedoras que ya han obtenido con el público. En algunos casos, estas imágenes son auténticas y se han obtenido de alguien que la víctima conoce o de una cuenta que ha sido violada. En otros casos, los estafadores simplemente afirman tener dicho material sin proporcionar ninguna prueba. Una vez que han convencido a la víctima de que poseen dichas imágenes, los estafadores exigen un pago a cambio de no enviar el contenido a familiares, amigos o empleadores. Si la víctima envía imágenes sexualmente explícitas como pago, los estafadores a menudo utilizan este nuevo contenido para continuar la estafa durante el mayor tiempo posible.
En esta alerta, el FBI realiza una serie de recomendaciones para evitar ser víctima de este tipo de delitos.
Algunas de ellas señala:
- Monitorear la actividad en línea de los niños y discutir los riesgos asociados con compartir contenido personal
- Use discreción al publicar imágenes, videos y contenido personal en línea, particularmente aquellos que incluyen niños o su información.
- Realice búsquedas frecuentes en línea de su información y la de sus hijos (por ejemplo, nombre completo, dirección, número de teléfono, etc.) para ayudar a identificar la exposición y difusión de información personal en Internet.
- Tenga cuidado al aceptar solicitudes de amistad, comunicarse, participar en conversaciones de video o enviar imágenes a personas que no conoce personalmente.
- Aplique la configuración de privacidad en las cuentas de redes sociales, incluida la configuración de perfiles y sus listas de amigos como privados, para limitar la exposición pública de sus fotos, videos y otra información personal.
- Proteja las redes sociales y otras cuentas en línea utilizando contraseñas o frases de contraseña complejas y autenticación multifactor.
- Investigue las políticas de privacidad, intercambio de datos y retención de datos de las plataformas de redes sociales, aplicaciones y sitios web antes de cargar y compartir imágenes, videos u otro contenido personal.
Independiente de este tipo de alertas tan necesarias, en caso de ser víctima de un posible chantaje o sextorsión, se recomienda lo siguiente
1. No te asustes: es natural sentirse molesto o asustado al recibir este tipo de mensajes, pero es importante mantener la calma y pensar racionalmente.
2. No comprometas ni cumplas: No respondas a las demandas del chantajista ni le proporcione ninguna información personal o dinero. Interactuar con ellos solo fomentará más intentos de extorsionarte.
3. Conservar evidencia: Toma capturas de pantalla o guarda cualquier mensaje, correo electrónico u otras formas de comunicación que haya recibido del chantajista. Esta evidencia puede ser útil si decide denunciar el incidente a la policía.
4. Cesa la comunicación: corta todo contacto con el chantajista. Bloquea su dirección de correo electrónico, número de teléfono o cualquier otro medio que haya utilizado para comunicarse contigo.
5. Denuncia el incidente: Lo mejor es realizar la denuncia (en caso de Chile a Policía de Investigaciones, por ejemplo) acompañando toda la información y las pruebas que haya recopilado.
6. Refuerza tu seguridad en línea: revisa tus cuentas en línea y asegúrate de tener contraseñas seguras y únicas para cada una. Habilita la autenticación de dos factores siempre que sea posible. Ten cuidado al compartir información personal en línea y considera ajustar la configuración de privacidad en sus perfiles de redes sociales.
7. Busca apoyo: acérquese a un amigo, familiar o consejero de confianza para hablar sobre la situación y buscar apoyo emocional. Puede ser útil hablar sobre sus sentimientos y preocupaciones con alguien en quien confíe.
Este tipo de uso de Inteligencia Artificial para cometer estas conductas obviamente exceden a la discusión respecto a los desafíos éticos, puesto que derechamente son ocupados como herramientas para la comisión de delitos. Una adecuada regulación de Inteligencia Artificial debe considerar esta dimensión.
