La inteligencia artificial ha sido uno de los campos más fascinantes y en constante evolución en la historia de la tecnología. Desde sus inicios, ha habido una fascinación por la idea de crear máquinas que puedan pensar y aprender como lo hacen los humanos. A lo largo de los años, la inteligencia artificial ha pasado por un proceso de evolución y ha logrado avances significativos que han cambiado la forma en que interactuamos con la tecnología.
En sus primeros días, la inteligencia artificial se centró en la creación de sistemas capaces de realizar tareas simples como el reconocimiento de patrones o el cálculo matemático. Sin embargo, con el tiempo, los expertos en el campo comenzaron a explorar la posibilidad de crear sistemas más complejos capaces de realizar tareas más avanzadas. Es así como con el desarrollo de algoritmos de aprendizaje automático, permitieron a los sistemas de inteligencia artificial aprender y mejorar a través de la experiencia, lo que los hizo mucho más efectivos en la realización de tareas complejas.
Hoy en día, la inteligencia artificial sigue evolucionando y se utiliza en una amplia variedad de aplicaciones, desde sistemas de asistencia virtual, la inteligencia artificial comenzó a utilizarse en una variedad de aplicaciones, motores de búsqueda, sistemas de recomendación, chatbots hasta vehículos autónomos. La capacidad de los sistemas de inteligencia artificial para aprender y mejorar a través de la experiencia sigue siendo uno de los mayores avances en el campo.
Sin embargo, uno de los temas que concentran mayor atención, es como esta herramienta, esta tecnología, que puede ser utilizada individualmente, tiene impactos en la sociedad en su conjunto de forma directa, lo que podría hacer cambiar estilos de vida, hábitos, conceptos sociales y afectar directamente la calidad de vida e incluso moral de las personas, yendo mucho más que una necesaria discusión sobre los desafíos éticos en el uso de Inteligencia Artificial.
Y como toda creación intelectual humana, su uso puede ser concebido y utilizado para grandes beneficios centrados en la humanidad o derechamente aprovechar estas tecnologías para fomentar actos ilegales o que atenten contra la integridad de las personas. Una suerte de ying o yang de la inteligencia artificial. Es por eso que no es sorprendente que expertos internacionales hayan pedido parar el desarrollo de la inteligencia artificial temporalmente para evaluar los riesgos, incluso firmando una carta abierta, por los «profundos riesgos para la sociedad y la humanidad».

Un par de ejemplos claros sobre esta dicotomía pueden observarse en dos noticias.
Por un lado se informa: Empresa hongkonesa pasa a la fase 2 del primer fármaco diseñado por IA
la compañía biotecnológica hongkonesa Insilico Medicine, anunció su avance a la fase 2 de ensayos clínicos del primer candidato a fármaco de molécula pequeña diseñado por inteligencia artificial (IA) generativa. La medicina, diseñada para tratar la fibrosis pulmonar idiopática (FPI), una enfermedad pulmonar crónica e irreversible, se seleccionó y diseñó de forma más eficiente mediante IA generativa, lo que aceleró el proceso de investigación y desarrollo. Se espera que este fármaco pueda ayudar en el tratamiento de esta enfermedad.
Esta noticia nos muestra cómo se avanza en el uso de IA en salud ya no tanto como mecanismo de apoyo, sino derechamente en la elaboración de fármacos y medicinas sobre todo para enfermedades graves e irreversibles, lo que permitiría mejorar la calidad de vida, proyecciones de longevidad e incluso hacia una suerte de inmortalidad.
Por otro lado se informa: El comercio ilegal de imágenes de abuso sexual infantil de IA expuesto
En una nota de la BBC se informa como los pedófilos están utilizando tecnología de inteligencia artificial (IA) para crear y vender material de abuso sexual infantil realista. Es así como los creadores de las imágenes de abuso están utilizando un software de inteligencia artificial llamado Stable Diffusion, que generar imágenes para su uso en arte o diseño gráfico a partir de comandos de texto.
El reportaje informa de cómo se está utilizando la inteligencia artificial para crear imágenes realistas de abuso sexual infantil, incluida la violación de bebés y niños pequeños. Luego estas imágenes se promocionan en plataformas de redes sociales masivas con cuentas de usuarios que tienen enlaces para dirigir a los clientes a sus imágenes más explícitas, que las personas pueden pagar para ver su contenido. Se estaría generando imágenes de abuso infantil a escala industrial y con millonarios ingresos y transacciones.
Esta noticia se suma a la alerta de la FBI por uso de la inteligencia artificial para sextorsión, lo que demuestra el extremo del uso de estas tecnologías.
Es por ello que es tan necesario establecer una adecuada regulación, equilibrada y que fomente un uso responsable tanto de la generación de inteligencia artificial, como de una utilización correcta de la misma. Al menos Europa así lo ha planteado al encabeza la carrera para regular a la inteligencia artificial, hacia el establecimiento de normas, las primeras del mundo, sobre cómo pueden utilizar las empresas la inteligencia artificial, lo que podría incluir en la legislación también restricciones estrictas a las aplicaciones de IA de «alto riesgo», que son las que amenazan con «daños significativos para la salud, la seguridad, los derechos fundamentales o el medio ambiente de las personas».
Nuestro país, no ajeno a la incorporación de estas tecnologías, tiene un desafío en la cual avanzar, sobre todo en regulación. El llamado es a ir en esa dirección.