Este 16 de agosto, el Instituto Nacional de Estadísticas INE, publicó la Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI), y que fue aplicada en el trimestre octubre-diciembre del año pasado, con el objetivo de caracterizar los ingresos laborales de las personas ocupadas, a nivel nacional y regional.
Según se explica en la web del servicio, es un módulo complementario que se aplica dentro de la Encuesta Nacional de Empleo (ENE), el que se levanta una vez al año durante el trimestre octubre-diciembre en todas las regiones de Chile, tanto en zonas urbanas como rurales. Su objetivo es caracterizar los ingresos laborales de las personas que son clasificadas como ocupadas en la ENE, así como los ingresos de otra(s) ocupación(es) distinta(s) de la ocupación principal, tanto a nivel nacional como regional.
Algunos datos
Según se desprende de la encuesta, durante 2022, el ingreso laboral promedio de la población ocupada en el país fue de $757.752 neto mensual (que corresponde al ingreso bruto menos los descuentos por previsión y salud) mientras que, el ingreso mediano —el que recibe una persona representativa de la mitad de la población— llegó a $502.604 al mes, es decir, el 50% de quienes trabajan en el país percibieron ingresos menores o iguales a este último monto.
El tramo de ingresos de $400.000 a $500.000 concentró un 17,3% de personas ocupadas, mientras que los tramos de $300.000 a $400.000 y de $500.000 a $600.000 concentraron un 12,5% y 11,1%, respectivamente. Por otra parte, del total de personas ocupadas, 19,9% recibió ingresos mayores a $1.000.000 y un 2,4% percibió ingresos mayores a $3.000.000.
Con relación a las regiones, los ingresos medio de Antofagasta, Magallanes, Metropolitana y Aysén fueron $933.988, $890.645, $875.891 y $870.858, respectivamente, los que presentaron un ingreso medio por sobre el promedio nacional ($757.752). Mientras que el ingreso mediano de las regiones de Antofagasta, Magallanes, Metropolitana, Aysén y Atacama fue de $636.563, $603.124, $594.217, $594.217 y $573.813, respectivamente.
Si es que analizamos más en detalle los datos de la encuesta, nos encontramos con lo siguiente:
Según tipo ocupacional
Según categoría ocupacional, la población ocupada en la categoría de Empleador percibió un ingreso medio mensual de $1.548.365, mientras que las personas asalariadas del Sector público percibieron $993.916, los del Sector privado $798.926 y los por Cuenta propia $440.396.
Ingresos por educación
La categoría Educación secundaria concentró el 41,0% del total de personas ocupadas, con ingresos medio y mediano mensual de $510.749 y $445.663, respectivamente; mientras que el nivel Postgrado registró los ingresos más altos; con una media de $2.043.559 y una mediana de $1.659.666. Si uno cruza este tipo de datos, con otro análisis realizado por la empresa Adecco, disponible en su estudio “Tendencias Mercado Laboral 2023”, con datos recolectados entre agosto de 2022 y marzo de este año, (y de acuerdo con una nota de prensa de Biobío Chile) podemos saber el ingreso promedio dentro de los grandes sectores productivos. Es así como tenemos:
Sueldo en el retail (jornada completa)
Respecto al área del retail, el puesto con un sueldo más alto es el de Vendedor, con una renta bruta promedio que oscila entre los $850 mil y $820 mil. En caso de reponedores, cajeros, promotores y ordenadores de tienda, todos estos tipos de cargos tienen un sueldo promedio entre $700.000 y $750.000
Sueldo agricultura, silvicultura y pesca
Para el sector enfocado en agricultura, silvicultura y pesca, los trabajadores agrícolas tienen ingresos promedios entre $550.000 y $570.000. El monto aumenta cuando hablamos de trabajadores agrícolas calificados, los que logran rentas promedios brutas de entre $800 mil y $900, llegando a máximos en la zona norte de $1 millón 100 mil pesos y un mínimo en todo el territorio nacional de $700 mil. Por otro lado, un operario de producción tiene ingresos promedios de $650.000, mientras que un operario de planta $550.000
Ingresos en minería y energía
Respecto al mundo minero, la mayoría de los sueldos supera el millón de pesos, destacando el operador de mina con dos millones de pesos promedio, seguido del puesto de Comprador ($1 millón 750 mil) y Mecánico mantención planta, con $1.750.000 pesos promedio. También otros con menores ingresos como el operario de bodega con $800.000 En la industria de la energía, los puestos mejor pagados en promedio son los de Operador planta de energía con salarios entre $1 millón 200 mil y $1 millón 100 mil pesos. Los operadores de planta de gas por su parte, están entre $750.000 y $900.000. Le sigue el Prevencionista de riesgos, con una renta bruta de $1.200.000 para la zona norte y $1.400.000 para la zona centro. En este sector se aprecia una mayor presencia femenina, con un 54% y un 63% respectivamente, además de un 50% de profesionales entre 26 y 35 años.
Salarios en Manufactura consumo masivo e industrial
En el ámbito de la Manufactura para consumo masivo, destaca el hecho de que todas las remuneraciones de los puestos analizados (operario de producción, vendedor, reponedor, entre otros) oscilan entre $550 mil y $650 mil. Finalmente, para el sector Manufacturero industrial, el panorama cambia y las remuneraciones crecen considerablemente. Dentro de todo, los Ingenieros en producción alcanzan una renta promedio de $1.250.000, alcanzando el millón $650 mil en la zona sur.
Ingresos en sector de tecnologías y telecomunicaciones
En este punto, es importante destacar las palabras que anteceden a los datos de sueldos promedios en el informe de Adecco. En éste se indica que «la industria de tecnología y telecomunicaciones en Chile ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años, impulsado por la adopción masiva de tecnologías digitales, la demanda de servicios de conectividad y la creciente necesidad de innovación en el ámbito empresarial.
En este contexto dinámico y altamente competitivo, las empresas de esta industria enfrentan el desafío de reclutar profesionales cada vez más especializados.
En las empresas de Tecnologías y telecomunicaciones, el Ingeniero en redes y el Ingeniero de proyectos TI coronan la lista con $2.100.000 y $2 millones de sueldo promedio. Le sigue el perfil de Desarrollador con $1.650.000 y Operador de Data Center con $950.000 promedio.
Con sueldos menores, pero superiores al promedio de la población ocupada, tenemos a los agentes de venta, entre $850.000 y $900.000 y los técnicos de soporte nivel 1 y 2 con $900.000.
Reflexiones respecto a ingresos en este sector
Es importante considerar, y es por eso por lo que se acompaña el detalle del informe, en que observamos varios fenómenos relevantes si lo vinculamos adicionalmente a los resultados de la Encuesta Suplementaria de Ingresos inicialmente referenciada.
En primer lugar, debemos entender que ya no es una casualidad que el sector de las tecnologías y telecomunicaciones sea un generador de empleos cada vez más importante y que adicionalmente sea uno de los sectores productivos con una remuneración mensual mayor a las personas que trabajan como técnico o profesional.
Justamente hace más de 4 años atrás (enero de 2019), escribíamos una columna de opinión titulada «Recomendaciones para fomentar la innovación y crecimiento económico por uso de TICs», y en la cual revisábamos diversas recomendaciones «para estimular las innovaciones, el crecimiento económico centrado en las TIC y la creación de empleo en un país. Para ello, es importante considerar que nos encontramos frente a un ecosistema en la que participan diversos actores tales como el gobierno y sector público, sector privado, comunidades locales, organizaciones civiles y academia, entre otros. Todos interactúan en distintas formas, pero basados en acciones y políticas que puedan apoyar mejor a todo el ecosistema de innovación».
Concluíamos sobre la necesidad de «tener en cuenta estas recomendaciones y verificar, por ejemplo, si en nuestro país se fomentan estas buenas prácticas. Lo relevante es considerar que este verdadero ecosistema debe colaborar entre todas sus partes para obtener mejores resultados».
Hoy podemos observar que efectivamente el impulso de este sector genera mayor riqueza, entendiendo como mejores condiciones para el país y los que interactuaban en este sector. Sin embargo, reiteramos que debe existir un trabajo colaborativo público-privado para impulsar un crecimiento económico por el uso de TICs.
Debemos además agregar, que a pesar de que se mencionan que, con el avance de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, podrían estar en riesgo empleos y trabajos, existe un déficit de capital humano en estas áreas, de técnicos y profesionales, y existe una alta tasa de empleabilidad que se entiende proyectada también al futuro.
Chile no es ajeno a la falta de profesionales especializados en tecnología. Según un estudio del Sence (Servicio Nacional de Capacitación y Empleo), realizado hace dos años, enfrenta un déficit anual de aproximadamente 6.000 trabajadores en el sector de Tecnologías de la Información (TI). La aceleración de esta demanda debido a la pandemia, especialmente en sectores como la banca, la consultoría, el comercio electrónico y las telecomunicaciones, resalta la necesidad de abordar este problema de manera efectiva.
Este fenómeno no es exclusivo de Chile, sino que forma parte de una tendencia regional. Un reporte de PageGroup realizado en 2021 reveló que, en Latinoamérica, el 48% de las vacantes en TI no pudieron ser cubiertas debido a la escasez de profesionales capacitados.
Brecha de género en ingresos
Si revisamos la Encuesta del INE, durante 2022, los ingresos medio y mediano de los hombres se ubicaron en $850.412 y $572.968, respectivamente; mientras que en las mujeres estos alcanzaron los $633.334 y $454.723, respectivamente. Lo anterior implicó una brecha de -25,5% en el ingreso medio en desmedro de las mujeres, por lo que en términos generales ya existe una diferencia por género.
Ahora bien, si observamos el sector de tecnología y telecomunicaciones, sin perjuicio del favorable escenario de ingresos que podrían beneficiar a las personas al tener mayores remuneraciones que el promedio de personas ocupadas, aún existe una grave brecha de género laboral preocupante, especialmente por la escasa participación de mujeres en el sector. Si uno observa en detalle los cargos profesionales y técnicos tienen muy poco porcentaje de mujeres. Así, en el informe de Adecco, el porcentaje de mujeres en cargos técnicos nivel 1 y 2 y de operador de data center, tenemos 5% y 11% respectivamente ocupados por mujeres.
Esto genera que mujeres no estarían siendo beneficiadas con la empleabilidad del sector, de las altas rentas asociados a los cargos y a la formación de capital humano especializado en las que podrían desempeñarse.
Justamente, y en este mismo sentido, a principios de 2017 escribimos una columna denominada «Tecnología y Mujer» y en la que, en aquella época, señalaba que «en nuestro país existen muchas brechas aún que acortar, tanto en ámbito social, reproductivo y laboral, sin embargo, un aspecto en el que aún existe una gran diferencia es en la participación activa de mujeres en mundo de tecnologías y telecomunicaciones.»
En ese mismo sentido concluía que «Hoy, el mundo de las ingenierías, tecnologías y telecomunicaciones está mayoritariamente dominado por los hombres (basta ver el ranking de CEOs, Directores, Gerentes y similares de empresas tecnológicas a nivel mundial en donde sus representantes son hombres), por lo que una adecuada orientación, incluso de políticas públicas de fomento por parte del Estado en favor de las mujeres en éstas áreas podrían contribuir más en la igualdad y desarrollo íntegro de hombres y mujeres.»
Han pasado ya 6 años y creemos que cobra más sentido esta reflexión. Frente a las mejores oportunidades, mayores ingresos y más espacios para ocupar, las mujeres tienen la posibilidad de participar activamente tanto en el sector como en sus beneficios, pues a la larga el país progresa.
Seguiremos considerando que la formación de capital humano, con orientación inclusivo, con mirada de futuro, apostando a sectores estratégicos como tecnología y telecomunicaciones para mejorar la economía, es el camino, siempre de la mano de un avance ecosistémico, entre Estado o sector público, los privados, universidades y centros de formación y sociedad civil principalmente.