Cada cierto tiempo, el desarrollo de las tecnologías y su aplicación práctica genera una natural atracción y un uso intensivo de las mismas. Si a esto le sumamos la facilidad de uso, masificación de redes sociales y uso de aplicaciones, genera tendencias o modas en uso, pero sin que exista una reflexión sobre los efectos de la misma.
Es así como hace unos días se ha masificado un nuevo filtro que otorga la aplicación FaceApp, que es una aplicación para teléfonos celulares que utiliza inteligencia artificial (IA) para el retoque y la manipulación de imágenes. Este nuevo filtro agregó la función en la que es posible cambiar de sexo y ver «cómo te verías si fueras hombre o mujer».
Ha sido tal su popularidad, que en 48 horas consiguió 150 millones de rostros y nombres de usuarios que voluntariamente utilizaron la aplicación para ver sus sorprendentes resultados gracias a IA.
Pero no es la primera vez que esta empresa de origen rusa mostraba «las bondades» de la tecnología, puesto que hace un año, ya se había popularizado gracias a otro filtro que «envejecía» varias décadas a los usuarios, dando un aproximado de cómo se verían durante su vejez e incluso ha resultado en asombrosos parecidos entre hijos, padres y abuelos.
Justamente comentábamos el «#10yearchallenge o como entregar nuestros datos personales vía reconocimiento facial» y recomendábamos tener varios puntos en consideración, sobre todo en lo relacionado a la privacidad a considerar y la entrega de datos personales a través de las imágenes proporcionadas y que en esta nueva moda se vuelven a repetir.
Esto porque la empresa sí o sí realiza recopilación de miles de datos que el usuario accede a ceder muchas veces de forma inadvertida. Si uno observa las condiciones de uso de la aplicación, se genera una licencia de uso de las mismas a la empresa.
«Usted le otorga a FaceApp una licencia perpetua, irrevocable, no exclusiva, sin regalías en todo el mundo, totalmente pagada y con una sub-licencia transferible para usar, reproducir, modificar, adaptar, publicar, traducir, crear trabajos derivados, distribuir, mostrar públicamente y mostrar su Contenido del Usuario y cualquier nombre, nombre de usuario o similares provistos en relación a su Contenido de Usuario en todos los formatos y canales ahora conocidos o desarrollados posteriormente, sin ninguna compensación para usted».
El problema que genera este tipo de condiciones, es que el usuario ya no tiene control sobre la información entregada y que es posible desarrollar nueva tecnología o alimentar bases de datos, principal insumo de entrenamiento para algoritmos de inteligencia artificial, que posteriormente son utilizados incluso contra las mismas personas.
Es así, por ejemplo, como Amazon, IBM y Microsoft paralizaron la venta de tecnología de reconocimiento facial a policía de EEUU por consideraciones éticas (y económicas), sobre todo por las dudas respecto a su uso por parte de la policía e instituciones de gobierno tras la muerte de George Floyd.
Ahora, la empresa Wireless Lab, la desarrolladora de FaceApp no ha manifestado públicamente un uso de las imágenes adquiridas y generadas, pero eso no implica que pudiera avanzar y no tener en consideración las limitaciones éticas o normativas (por su origen), por lo que es deber de los usuarios que utilicen sus tecnologías, al menos saber los efectos que pudiera tener la curiosidad de observar en segundos, cómo sería la versión de sexo opuesto en una imagen.
Debemos considerar que ésta no es la única ni la última empresa que desarrolla e implementa este tipo de tecnología, por lo mismo, es importante leer las condiciones de uso de plataformas, redes y servicios antes de utilizarlos o al menos tener la conciencia de la información, que es valiosa para las empresas, que se entrega.